martes, 12 de julio de 2011

Vamos por la gloria

(Especial para Noticia Cero)


La albiceleste obtuvo en el estadio Mario Kempes su ansiada victoria, se clasificó a cuartos de final y contó con Lio Messi, Sergio Agüero y Fernando Gago como figuras preponderantes. El cambio de esquema fue vital para encontrar armonía en el juego, la que se pretendía y, aunque se enfrentó a un equipo que no es parámetro por sus falencias, este triunfo sirve como impulso anímico para lo que vendrá: Uruguay, Chile o Perú el próximo sábado.


Remitirse a los números basta para determinar que la figura de la noche cordobesa, más allá de que hubo varios puntos altos fue el mediocampista del Real Madrid. Hizo ​102 pases bien, nada más 5 mal y recuperó 14 pelotas; logró una conexión con Messi que ni Banega ni el Cuchu habían conseguido y fue punzante, desplazando a la defensa rival para abrir espacios entre los centrales. Muchos dirán que no jugamos con nadie, que era un rival accesible y demás, pero sacarse la presión de sumar de a tres, de clasificarse y demostrar que se puede jugar bien, como diría una famosa publicidad, no tiene precio…
Párrafo aparte merece el público cordobés, influyente desde la previa porque cantó a favor de nuestra selección, lo que creó un ambiente genial para el cotejo y brindó ese empujón psicológico que, sobre todo, le hacía falta a Messi.
A Lio le faltó el gol pero estuvo movedizo, pidió la pelota, se juntó con Gago, hilvanó los contraataques, se mostró muy cómodo con Agüero y habilitó de manera perfecta en dos de los tres tantos. Arrancó sobre el sector derecho como en la era Maradona para cumplir parte de su deuda con el público argentino sabiendo que todavía puede dar mucho más.
Lo más importante, más allá del boleto para cuartos y de que se mejoró, es que Argentina recuperó el espíritu, la identidad. Estuvo rápida, precisa, paciente y tuvo variantes para llegar a la recompensa esperada. Por primera vez los cambios del entrenador, en cuanto a nombres y distribución táctica dieron resultado transformando el nerviosismo y la presión del inicio en confianza y esperanza para lo que viene.
De todas formas, debe tomarse este éxito ante Costa Rica como punto de partida para seguir trabajando y creciendo en lo grupal en busca de la solidez, en busca de un equipo que no dependa de individualidades. Carlitos Tévez, tras el empate en el debut contra Bolivia había dicho que aunque la gente pensara que todos los partidos iban a terminar 4 a 0 eso no iba a ser así. Es lo que está pasando y no sólo con Argentina. Es tal la paridad que no se puede salir al terreno de juego tranquilo, pensando que se gana con la camiseta. Brasil y Uruguay son otros claros ejemplos.
Cómo había dicho en la primera entrega, ojalá el rendimiento argentino vaya creciendo de menor a mayor. Ayer recuperamos la brújula que habíamos perdido y ahora sabemos que rumbo tomar. A lo lejos quedó ese miedo al fracaso tempranero. Las cosas cambiaron y más que nunca, vamos por la gloria.

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