La Plata se tiño de celeste, Suárez ratificó su momento, Tabárez obtuvo su premio al trabajo y Perú se vuelve a casa con la cabeza en alto. El “Loco” Markarián, feliz.
La primera semifinal de la Copa América se disputaba en la capital bonaerense y los rumores por la suspensión del encuentro no tardaron en llegar pues la lluvia había dejado en muy mal estado el césped. Rápidamente aquel interrogante planteado se disipó tras la respuesta negativa de la CONMEBOL y los jugadores salieron al terreno de juego.
Tras la ceremonia protocolar de los himnos y las fotos dio comienzo el cotejo, con los peruanos firmes, sólidos y cortando con faltas los avances veloces de Álvaro y Maxi Pereira por los laterales mientras que Uruguay intentaba presionar, con Lugano ahogando a los delanteros y la dupla del medio Arévalo Ríos/Gargano atosigando a los rojiblancos que querían cruzar la mitad del campo.
Una sola tuvieron los derrotados después de un desborde de Vargas y un centro al que no llegaron ni Advíncula ni Guerrero mientras que la celeste llegó en varias oportunidades, muchas a través de la pelota parada y una de “Palito” Pereira tras un lateral que dominó Fernández.
El entretiempo sirvió para que Tabárez haga hincapié en la actitud y devolviera la confianza a sus dirigidos que salieron a comerse al rival en los primeros minutos y así definieron el pase a la final.
Forlán probó de afuera, Suárez estuvo donde tenía que estar para hacerse del rebote y puso la ventaja parcial a los 7’. A los 12’, el mismo delantero uruguayo recibió un pelotazo desde atrás ante una defensa desarmada, un arquero desesperado y sólo debió deshacerse de él con un amague para cerrar con llave la puerta a la clasificación.
Hoy se define el rival porque en Mendoza juegan Paraguay y la cenicienta del certamen, Venezuela. Promesa de partido trabado y duro.
¿Quién enfrentará a Uruguay? Eso está por develarse, pero por ahora, charrúas finalistas…
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