Mediante la eficacia desde los once metros de Erik la selección argentina sub-20, a la que no le sobró nada, obtuvo su pase a cuartos. Venció a Egipto 2 a 1 con la extraña actuación del árbitro sueco que cobró tres penales, todos convertidos. Ahora los de Perazzo deberán batirse a duelo con Portugal por un lugar en semifinales.
En Medellín los juveniles argentos mantuvieron la línea de juego que venían mostrando durante el certamen, orientada más a la solidez que a la dinámica, para doblegar a los egipcios después de que el referee europeo Markus Strombergsson le cobrara dos penales dudosos a Luque, el player de Colón.
Pleno dominio nacional marcaba la historia sobre los africanos en este tipo de competencias donde siempre nos habíamos quedado con el triunfo y ésta no fue la excepción.
La etapa inicial contó con pocas chances para los dos lados. La estocada de Lamela en el epílogo, con suspenso porque casi se lo ataja el arquero, dejó tranquilidad y confianza.
El complemento mantuvo la tónica. Fue más de lo mismo. Los nuestros esperando, cediendo terreno y aprovechando el criterio para manejar los contraataques mientras que Egipto buscaba como podía, sin inquietar a Andrada.
Parecía partido liquidado después de que nuevamente Lamela aumentara la ventaja desde el punto penal pero quién impartía justicia hizo de nuevo de las suyas marcando otro pero para el rival. Mohamed Salah se encargó de superar al portero argentino para descontar en el marcador y sembrar la incertidumbre cuando quedaban 20’.
De allí en más se vivió lo más emocionante. Si bien los del norte africano lo podrían haber empatado después del error de Andrada en el cierre los soldados de Perazzo también podrían haberlo culminado antes si hubieran estado más finos en la definición.
Ahora Portugal será el rival que los pibes deberán enfrentar el próximo sábado ya que se ganó el cupo tras doblegar a Guatemala por 1 a 0 con gol de Oliveira, paradójicamente también de penal a los siete minutos.
Falta mejorar en el nivel futbolístico, pero siguiendo con esta convicción seremos un hueso muy duro de roer.
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